Todo sea por organizarme

Creo que el tema de querer hacer todo al mismo tiempo (no necesariamente en un orden lógico) comenzó en el colegio, esa época donde ya sentía la libertad de decidir cómo distribuir plenamente mi tiempo entre estudio y ocio. Debido en gran parte porque no tenía que contestar preguntas provenientes de mis padres sobre sí había hecho la tarea o no. Podría parecer tardío, pero en realidad no encuentro mejor punto de inflexión.

Siempre he sido de tratar de hacer muchas cosas a la vez. En ocasiones no lo puedo explicar, simplemente se me vienen ideas o preguntas a la cabeza y mi atención se traslada inmediatamente a resolver aquello que en ese momento me aqueja. Luego de haber calmado mis ansias (puede ir desde minutos a horas) uno se enfrenta con el agravio de perder tiempo debido al internal switching cost, es decir, la ineficiencia que se muestra producto de volver a concentrarse en lo que se estaba haciendo previamente (y en principio tenía un orden de prioridad superior a la alternativa). Quiero pensar que en mi caso es bajo, no obstante, he de admitir que por más que te esfuerces en querer que todo se puede hacer perfectamente, esto es términos pragmáticos, muy difícil…

A través de los años me he mal acostumbrado a ésto y ha llegado a tal punto de arraigarse con otros males tal y como es el dejar todo para último. Pero ojo, creo que acá hay una diferencia a respecto a retrasar todo por vagancia. Se trata más bien de una ingenua noción de optimismo respecto al tiempo necesario para hacer las cosas y que queden bien. Normalmente uno se enfrenta con la realidad de que había mucha incertidumbre, y las proyecciones eran erróneas.

Últimamente el diálogo interno ha estado intenso (sí, hablo solo con frecuencia), una parte argumenta que se desarrolla la creatividad, se está cómodo trabajar bajo presión, además de la inyeccipon de endorfinas cuando uno ve el resultado y se da cuenta que es aún muy bueno. La otra siempre ha creído que hay margen de mejora, pero como toda costumbre, es difícil no dejarse llevar por lo que Kahneman llamó sistema 1 , este componente vago, intuitivo y totalmente falto de ganas para cuestionar nuestros actos. Por lo tanto, he decidio hacerle frente al sistema 1, (más aún cuando se ha generado una simbiosis con el permanente y errático flujo de ideas que hay en mi cabeza), y cambiar las reglas del juego, ¿cómo? Bueno, con un blog y una web (¿muy innovador no? haha).

Acá pondré algunas ideas que espero desarrollar de forma ordenada, pero no descarto que algo de mi aleatoriedad innata salga a la luz, de ahí el nombre del blog.

Nos leemos!